martes, 5 de abril de 2011

De las amistades

Cada uno intenta ir adoquinando su camino o ruta vital con sus acciones, opiniones y verbalizaciones, encontrándose a veces con otros que han elegido precisamente ese mismo enclave/momento/lugar para parar, descansar, o simplemente continuar con su propio camino; a esas personas les solemos llamar amigos, colegas, amistades, conocidos…
Cuando uno tiene 15 años, surgen muchas dudas acerca de este camino…tendimos a mirar a los lados para ver si tiene algún tipo de sentido lo que estamos haciendo, si será aceptado, si gustará o por lo contrario nuestro acto nos llevará a la marginación (pasajera) de los demás. Tendimos a preocuparnos (a veces, y no todo el mundo lo admitirá – ser o haber sido débil, para algunos es morir) por eso mismo, por la aceptación, la pertenencia, la “seguridad” de unos iguales compartiendo, como buen ser semigregario que somos.
Ciertamente, a veces percibí en mi mente una oscura lucha encubierta, o al menos así lo recuerdo, donde las percepciones te servían de radar o de una suerte de gps para ver donde cabías y donde no. Si no cabías donde no querías caber, ningún problema. Pero cuando no cabías donde realmente querías/desearías estar o simplemente te apetecía, ahí surgía una desazón, una impotencia y un sentimiento de rechazo que en mi caso se resolvía, previo disgusto como buena perfeccionista caprichosa que soy, con un apaga y vámonos a otra parte, donde el cielo sea más azul y el viento no me venga en contra.
Una va haciéndose mayor y por suerte a la mayoría de gente, la que realmente importa, se les acaba tanta tontería y las relaciones se vuelven menos hipócritas, entendámonos, me refiero a las relaciones de verdad, no a la capulla del departamento de al lado que no puedes ver pero tienes que ayudarla o colaborar con ella, o al novio/novia de tu amig@ que por respeto vas a entretenerla, hablarle o simplemente pasar el rato con ell@ ...no, hablo de los que realmente te tocan. Hay amistades que no ves en mucho tiempo, se retoma el contacto de una manera u otra ( o no) y la cordialidad, el respeto y la racionalidad inherentes siguen ahí, y es por este motivo por el que me supongo, la relación puede continuar viva muchos, muchos años, luego hay otras que se mantienen en tu barco de lazos imaginarios y a aunque a veces se reme en direcciones opuestas, el tan amado e idolatrado (por mi) diálogo se revela como solución a casi todos los desencuentros. Pues bien, resulta (parece que me haya caído del árbol de repente, pero es esta una reflexión que por surrealista no creía tener que plantearme nunca más…) que no todo el mundo cambia ( madura, evoluciona, amplia horizontes, poner descriptivo adecuado aquí ___) , y hay gente que continua mirándose al ombligo de una forma patéticamente infantil, poniendo “peajes” al privilegio de su compañía, denostando al prójimo en pos de su propio regocijo, encontrado su felicidad en la diferencia, creando muros en vez de tender puentes ( relamido, pero me ha venido como anillo al dedo), reírse de las ilusiones de los demás cual adolescente inadaptado a costa de un soñador.. creyendo poseer la verdad de las cosas, lo que tiene que gustar y lo que no…creando en definitiva, una supuesta élite a la que si no estás, ni mereces ser atendido.
Esta sensación no es constante porque por suerte la vida ofrece multitud de experiencias, estímulos e inputs que la hacen merecedora de toda nuestra atención, motivos por los que no dejar que las cosas tengan una relevancia, prioridad o preferencia en la red de ideas y pensamientos, inapropiada o desproporcionada, y que solo en momentos puntuales de reflexión pueda surgir como tema de debate con el que tienes delante o contigo mismo.
Aún así, hace poco me sorprendí cuestionándome ciertas relaciones de amistad de mi vida…tema jugoso como inútil en cierta manera…ya que al final las cosas son, las relaciones son y por muchas vueltas que le das al análisis y escudriñamiento de la relación o la persona, la vida no para y tienes que seguir viviendo, comportándote y siendo la persona que eres y seguir en ello, intentando esforzarte en trabajar, colaborar, divertirte, amar y animando la construcción de aquellas relaciones con las que realmente haya ese encuentro, esa complicidad que mantenga ese sentimiento de pertenencia a algo y alguien más…y depende de la ocasión me veo con fuerzas y ganas para hacer acciones en dirección de reconstruir lazos, ver las cosas desde otro lado diferente al menos, desde un lado que quite hierro al asunto y no me haga preocuparme en exceso por temas con los que mucha otra gente vive sin planteárselos y la vida les va igual, igual de bien, de mal o de “normal” i no passa res (MANEL, Els guapos són els raros. Els millors professors europeus.)