y ahora que?

Soy abanderada del amor sin medida, cuestión delicada para el débil recipiente con el que contamos. Me resulta inconcebible el querer sin sufrir, no por dogma o fundamento si no por la propia experiencia, poca pero intensa. No he conseguido racionalizar el sentimiento, tampoco creo que sea el objetivo, aunque si me gustaría contar con alguna alarma que me avisara en que momento el apego sobrepasa lo sanamente sostenible. Si sale bien, puede que se convierta en la mayor de las experiencias, aunque bien sé que si sale mal, las consecuencias masoquistas de mi ser juegan totalmente en mi contra. Nunca fue fácil tomar decisiones importantes cuando el amor, el querer, el apego, el cariño, la estima, están sobre al mesa, y aún menos cuando las piezas que componen el puzzle de la relación están desordenadas, o pertenecen a otro juego, o por algún tipo de disfuncionalidad ya no caben. Se habla de balanzas, aunque prefiero huir de ellas, son peligrosas, crees controlarlas pero no sabes si están bien calibradas. Este vacío en el estómago no es nuevo, pero se sufre con la misma si no más intensidad. Puede sonar contradictorio pero este hecho me da esperanzas. Mi mayor miedo es que el torrente de sentimientos que embargan una relación tenga un cupo, no para esa relación en concreto, si no para toda la vida. Y el hecho de volver a sufrir y a querer me apartan del abismo de frialdad y anhedonia a la que a veces creo que estoy abocada. Porque esa no es la solución...A veces envidio a la gente que sobrelleva las situaciones pasando por la superficie, aunque se que en el fondo, lo acabarán pagando..y como mas tiempo pase, más les costará asimilarlo....o no. Será cuestión de desprenderse de lastres y pesos inservibles, que yo misma tal vez he creado, para echar a volar y reencontrarme con una felicidad, si, esta palabra que tantos quebraderos de cabeza me ha traído. No voy a poner rumbo a ninguna parte, sino que me dejaré llevar por las corrientes que soplan, que ya viene la primavera y parece que el sol vuelve a salir.